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INVIERNO



Y se hizo el silencio en tus manos. Palabra muda que no consigue desdecirse. Pasaban las horas cansadas, doloridas y dolientes a través de tu presencia necia y esperanzada que nunca ha dejado de sonreír. También esto pasará, te decías. Y volverán tus manos tranquilas a posarse en la palabra. Y volverá el agua a quitar la sed. Y el caminar a ser hetéreo, leve, intangible...

... siempre se vuelve, y todo cambia. Todo.

Hasta él mismo pudo entender que la belleza le rozó durante unas horas. Que la paz lo llenó todo. Pero todo cambia. El no significado de un alma lo puede arrasar todo.

Hubo un momento en que la palabra sostenía el tiempo y la mirada podía traspasar las fronteras de cualquier dolor. Hubo un tiempo en que la presencia de la arrogancia era insignificante. Ese tiempo no era hoy. Arrasaste con todo. Y será... volverá a ser.

Y regresará la esperanza. O ella se posará sobre nosotros. Esa fuerza que regresa rotunda a rescatarnos de la no-palabra, de la no-mirada, de la no consciencia. Regresaremos... sí.

Sigues leyendo... aún te sujetas a la palabra ajena, a la mirada de  otras almas. Buscas en su palabra el sonido que no tiene la tuya, su consuelo. Como si su palabra hubiera sido dicha para ti, exclusivamente para ti.

También esto pasará. También... y volverás al sonido de tu mirada. La tuya. 

Hoy es presente, Estás sin ser... y pasará. También esto pasará.


(...)


¨El hombre, ¿se mueve sólo por lo que cree de la realidad? Ha de existir un elemento que hace a la vida salir de sí misma; este salir es un movimiento propio, el movimiento creador... transcendente.

El ensimismamiento es una actitud que al cristalizarse en una forma encierra herméticamente el germen y aún el fruto que hace de la vida, vida en el sentido más hondo; certidumbre. 
María Zambrano.