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SIN RETORNO


Es un día nublado, tormentoso, atrofiado ya desde sus albores. Desencuentro. Ausencia. Perplejidad ante ese paisaje tergiversado que se posa sobre tus retinas. Tu alma no es así, pero late atormentada. Has dado con tus pies en la tierra, has tocado la tierra con tus labios, y no te quedan arrestos para poder continuar. Ya ni siquiera ese último intento por levantar, siquiera, la mirada. Sabes perdidas todas las batallas. Todas. La derrota se deja caer sobre tus hombros impasible. No hubo piedad.

Caminas bordeando ese mar enfurecido. Intentas abrigarte, protegerte soslayadamente de la lluvia. Y sin embargo buscas su contacto. Que esas gotas soberbias te empapen la cara, la frente, que lleguen hasta lo más profundo de tus huesos. Dejarse empapar. Necesitas ese frío en tu alma. Tus sentimientos están totalmente desbordados. Intentas respirar pero es absurdo. Sabes que ya no habrá aire. Ya no hay perdón.

Sigues bordeando el acantilado hasta llegar al faro. Aún queda larga la tarde. La noche no se siente cercana en esa tarde que aún gris, se sigue sabiendo tarde. Caminas hacia el faro. Y ahí está la luz, la vida, el calor. Pero tú perdiste tu faro. Dejó de lucir, así, de repente. Y ya sin norte. Ya sin brújula. Ya sin retorno. No sabrías hacia donde encaminar tu regreso. Y te sabes así; descentrada de toda resonancia que fue camino. Alejada de los sonidos que tuvieron presencia, reposada en las palabras mudas que hoy sostiene cualquier recuerdo. Nada es tan oscuro ya como tus ojos. Nada son capaces de ver que no sea sombra.

Llegas a esa pared del faro, ahí te apoyas, te dejas descansar, primero con las manos, después con toda tu espalda. Y vuelves tus ojos al mar, a la lluvia, a ese infinito azulado, gris y tortuoso que es el horizonte de tu mar. Y te sabes sin regreso. Ya no, no hubo posibilidad de reencuentro. El olvido fue cubierto por aquel azul. Y tu alma se cubrió de olvido. Y nunca supiste de su lugar, del espacio al que inconscientemente fue a recostarse. No, ya no fue posible el regreso.

(...)

"La esperanza es hambre de nacer del todo. Esperanza que da el carácter agónico a la vida humana, su ansia jamás insatisfecha, su esfuerzo sin límite, pues ningún trabajo es suficiente para calmar esta esperanza que gime. Esperanza que quiere borrar el tiempo y que se vuelve angustia de recogerlo en su dispersión de instantes idos, uno a uno."
María Zambrano