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CÍRCULOS


Nos quedamos en silencio. Ninguno de los dos sabía como se escribe la palabra fin. Ahí la teníamos, delante de nosotros. Incapaces de asirla, la mirábamos sin acercarnos, como si no fuera nuestra. Nos despedimos con un beso de infancia. Te giraste y comenzaba el final. No había dolor, ni desesperación, ni tan siquiera un pequeño rescoldo de rencor. La vida que habíamos tenido se esfumaba delante de nuestros ojos con total naturalidad. Como si fuera lo habitual despedirse así. Como si supiéramos que cumplíamos con un designio ya imaginado, ya inventado para nosotros desde el inicio. Me giré y te observé caminar. Tus pasos se quedaron en mi retina. Nunca nada está perdido, todo es. Nada, por insignificante que sea, deja de ser. Eso fue lo único que venía a mi mente.

Regresé a casa andando. Era un día de mucho sol y frío. Esa mañana clara tropezaba en mi retina ocupada de recuerdos, y el frío despejaba, uno a uno, cada uno de mis desencuentros. Saboreaba el ritmo de la distancia; esa lejanía que tienen las cosas cuando ya no nos pueden hacer daño. Sentido, sensibilidad y significado. Haber sido para poder seguir siendo.

Vivir es sorprenderse, es saber mirar la certeza de las cosas sin que el pulso nos tiemble. Clarividencia. Intuición. Fe. Las palabras te atrapan desde su claridad, su libertad, desde su transparencia. Todo está ahí, en eso que no comprendías, en eso que ahora se aleja, en todas y cada una de aquellas cosas en que tu mirada no fue capaz de posarse. Despedida como significado.

Principio y final. El perfecto círculo de lo que había de ser estaba cumplido. Y hoy me quedo en esa redondez de aquel tiempo; en ese espacio que nos dio la exacta medida de todo lo que tuvimos y no supimos acariciar. La exacta medida de quien soy te la debo a ti. Toda la medida de lo que aún latía sin sonido a tu lado fue presentimiento. Fue necesario estar a tu lado para poder llegar hasta aquí. Escenario de gratitud es hoy tu presencia. Tu tiempo a mi lado fue un círculo perfecto. Así es siempre el principio y el fin de las cosas; un círculo perfecto.


(...)

"La historia bien vivida de una relación entre dos es un acontecimiento que jamás volverá a darse de esa misma manera con nadie. No caben los celos, tuviste algo irrepetible. Y el hilo de la memoria, aquel con que cosemos las historias de ayer con las de hoy, y las propias con las ajenas, se ovilla en el corazón".
Carmen Marín Gaite.